El Mito

15 octubre, 2019

La nave Argo, Jasón y los Argonautas, el Vellocino de Oro, mitos griegos que nos retrotraen a una época lejana en la que los pueblos buscaban nuevas tierras para establecer sus colonias y en las que arrostraban grandes peligros y obstáculos que el imaginario colectivo transformó en personajes heroicos, animales monstruosos, hechos naturales inverosímiles y mágicos.

El de los Argonautas es tal vez el primer viaje de exploración naval narrado en la tradición occidental.
Ningún otro es comparable: el viaje del Argo nos lleva a una generación antes de la Guerra de Troya, a un mundo remoto, al origen de la pulsión por adentrarse en costas y horizontes ignotos, a golpe de remo, de voluntad, de viento y de mar oscuro.

La historia de Jasón está ligada a la de los Argonautas, pues él era su líder y con ellos fue hasta Colehis, en el mar Negro, abordo del Argo. Debía ganarse el trono realizando una misión imposible impuesta por su tío, el usurpador Pelias, como era la recuperación del Vellocino de Oro, la mágica piel del carnero que había salvado a Hele y Frixo del sacrificio.

Jasón convoca a los más valientes campeones griegos para el cometido y así configura una tripulación de héroes legendarios, desde Hércules, pasando por Cástor y Pólux, y por Orfeo y Peleo, padre de Aquiles. El viaje puede representar el esfuerzo explorador de los griegos en el Mar Enemigo, como denominaban al Mar Negro. En él se suceden las aventuras en las que el talento individual de los argonautas, uno por uno, desde la astucia a la adivinación, desde la iniciativa militar a la fuerza pugilística, quedan sometidas a prueba. El destino, en los confines orientales de la costa sur, en la Cólquide (actual Georgia) estaba más allá del Mundo Griego.

Por eso el Argo, de cuya construcción se da cuenta en las fuentes históricas pero en la que la mitología tuvo mano (Atenea ayudó a construirlo y por eso la proa tiene el don del habla y la adivinación) es el barco que da nombre a nuestro proyecto.