de los saltos de Santa maría a las misiones Jesuíticas Guaraníes

24 octubre, 2019 No Comment

El lunes 11 de Noviembre partimos de nuevo para América.

Viajamos únicamente dos personas del equipo Proyecto Argo, puesto que en este caso se trata de un viaje de prospección, un viaje para descubrir nuevos sueños y nuevas rutas por las que discurrirán nuestros argonautas en un futuro no muy lejano.

La primera escala de la nave Argo será Buenos Aires, capital de la República Argentina. Recorreremos el centro histórico de la ciudad, con su Catedral Metropolitana, la emblemática escultura de la Floralis Genérica y cuando nos adentremos en el Cementerio de la Recoleta, visitaremos la tumba de Eva Perón. La iglesia de Nuestra Señora de Luján, La Plaza del Dos de Mayo, la calle Caminito, en el barrio de La Boca, y el resto de lugares emblemáticos serán nuestro destino los dos primeros días del viaje.

La siguiente escala serán Los saltos de Santa María, bautizados así por su descubridor, el jerezano Álvar Núñez Cabeza de Vaca, mundialmente conocidas en la actualidad como las Cataratas de Iguazú. Contemplaremos tanto desde el lago argentino como del lado brasileño una de las siete Maravillas Naturales del Mundo.

En la segunda parte del viaje haremos un recorrido por las Misiones jesuíticas guaraníes de San Ignacio Miní, Santa Ana y Loreto en la provincia de Misiones (Argentina), antes de cruzar la frontera de Paraguay.

Este recorrido que comenzará en Encarnación y finalizará en Santiago nos permitirá descubrir varias de la misiones más importantes de Paraguay. La de San Jesús de Tavarangüe y Santísima Trinidad del Paraná, ambas Patrimonio de la Humanidad serán una de nuestras visitas obligadas. Sin olvidar otras misiones como San Cosme y San Damián y San Ignacio Guasú, la primera de la Compañía de Jesús en Paraquaria.

Nuestro último destino será una de las comunidades indígenas de Itapúa de la etnia Mbyá o Guaraní Mbyá, en concreto la comunidad Guaviramí.
«Los Mbya identifican a sus “iguales”, por el recuerdo del uso común del mismo tipo de tambeao (vestimenta de algodón que los antiguos tejían), por hábitos alimenticios y por expresiones lingüísticas. Se reconocen colectivamente como ñandeva ekuéry (todos los que somos nosotros). A pesar de las diferentes presiones e interferencias que los guaraníes vienen sufriendo a los largo de los siglos y de la gran dispersión de sus aldeas, los mbya se reconocen plenamente como un grupo diferenciado. De esta manera, a pesar de que se producen casamientos entre los subgrupos guaraní, los mbya mantienen una unidad religiosa y lingüística bien específica que les permite reconocer a sus iguales aun viviendo en aldeas separadas por grandes distancias geográficas y rodeados por diferentes sociedades nacionales».